Me había propuesto estar sin pensar en nada, el mayor tiempo posible, aprovechando el silencio de la noche.
Apagué el teléfono, la luz, me senté en el sofá y fijé mi mirada en un punto lejano, a través de la ventana.
Pasado un tiempo que no me parecía que fuese mucho, me levanté del sofá y me fuí a la cocina con la idea de hacerme el desayuno.
Mi agradable sorpresa fué al mirar el reloj que hay en la cocina y ver que habían pasado 2 horas.
mamuma